domingo, 1 de enero de 2012

Enseñanza de la lectura

“…la lectura es un instrumento potentísimo de aprendizaje: leyendo libros, periódicos o papeles podemos aprender cualquiera de las disciplinas del saber humano”

“Enseñar Lengua” Daniel Cassany (1994)

Autor. Profesor Reynaldo Cedeño

La enseñanza de la lectura y escritura se debe abordar desde el afecto y la convicción de que por medio de ambos procesos es posible tener acceso a la información y al conocimiento del mundo en el que se convive, al tiempo pasado, al conocimiento en sí mismo.

El conocimiento tiene su génesis en el mismo momento del nacimiento, pero se consolida en el inicio de la educación formal, cuando el niño empieza a asistir a la escuela en consecuencia es una formación que no termina nunca, aun cuando se abandone la formación académica, ¿pero qué sucede en la Universidad al momento de escribir?

Cuando se intenta de abordar la escritura académica los estudiantes se quedan en “blanco” frente a la pantalla o la hoja y es entonces cuando se da cuenta de que toda su formación no ha sido del todo eficaz, la complejidad de escribir pensando en otros se convierte en un talón de Aquiles, en este sentido Carlino (2004) señala “los escritos estudiantiles expresan la narrativa del pensamiento de sus autores y no se anticipan a las necesidades informativas de sus destinatarios.” Es decir se escribe desde la perspectiva de escritor y no con la intención de comunicar.

La escritura en la Universidad no solo carece, en algunos casos, de intención comunicativa, sino que también hace falta que los estudiantes se conecten con la epistémica antes de escribir, tienden a ser desaprovechada la situación que está íntimamente relacionada con la propensión de no considerar al lector al momento de escribir.

Se puede suponer que no considerar al lector es una tendencia del estudiante universitario al momento de escribir y solo considera aquello que le es pertinente para sí mismo, sin aprovechar aquello que realmente interesa al lector y erradicando de raíz la posibilidad de transformar el conocimiento, a esto se suma el hecho de que a la lectura se acercan más por deber académico que por adquisición de herramientas que le sirvan para el desarrollo de su formación general.

Aunado a la poca formación y desarrollo de textos está el hecho de que la revisión se hace “por encima” del texto, a veces más de forma, que de fondo, en ocasiones se considera la revisión del escrito no como una nueva forma de plantearse las ideas sino como una tarea tediosa, amén de que algunos docentes universitarios no dan pautas de corrección de esos textos razón por la cual el proceso de exploración del texto es un camino a ciegas.

Y precisamente por esta ambigüedad al momento de saber qué y cómo será evaluado el texto los estudiantes universitarios tienen tendencia a la postergación del escrito, y finalmente se entregará es un texto en donde las ideas sean extraídas de la fuente original o en su defecto un remate de lo que debería ser un trabajo artesanal, en el sentido laborioso del término.

Considerando las perspectivas anteriores entonces se debe partir de aquello que últimamente se está considerando como punto de partida para entender lo que se dice o se lee y esto no es más que el discurso con todo lo que ello implica.

La escuela no es dueña de todos los saberes, por ende tampoco la Universidad; en ambos casos son “pastillas” de conocimiento lo que se imparte se hace urgente la necesidad de “enseñar a desarrollar estrategias para pensar” (Rodríguez M, 2001). Estas estrategias deben estar dirigidas por la apropiación de manera que sirvan para procesar y comprender y finalmente comunicarse de manera efectiva, bien sea en la forma escrita o la oral.

En este sentido y obedeciendo a la tendencia de que las competencias son las bases donde se aspira fundar la educación superior se debe educar sujetos discursivos, intencionales y autónomos, que descarten la visión de lectura y escritura tradicional que traen desde la escuela.

Impulsar el cambio de actitud frente al hecho lector y escritural, incentivar la influencia del lenguaje en el conocimiento, reproducción cultural y en el cambio. Concebir la enseñanza de la lengua, específicamente la redacción, como un hecho de comunicación de sentimientos, imaginación, intereses, objetivos, y que al mismo tiempo

desarrolle el pensamiento del estudiante en libertad, además de responder a las necesidades de su entorno, propiciar el reconocimiento y el dominio del discurso para el desarrollo de la autonomía en el aprendizaje y finalmente desarrollar estrategias discursivas relacionales

Hay que considerar también las dificultades que en el camino se irán descubriendo. Sí, descubriendo porque en la mayoría de los casos los estudiantes que escriben en la Universidad no tienen conocimientos de sus carencias hasta el momento en que se asume que tienen que escribir de manera académica, situación que genera repulsión y frustración.

La enseñanza de la lectura y la escritura debe ser abordada desde la concepción de que a escribir se aprende escribiendo, impulsar el trabajo por medio de talleres promuevan el uso de estrategias metacognitivas, y en estos tiempos de estudios del discurso promover la actitud de que frente a este hecho es posible desarrollar una autonomía frente a la manera de adquirir el conocimiento.

Del mismo modo se hace necesario, urgente, incentivar el

conocimiento de la lengua ya que cada tipo de texto tiene su propia forma de disponer las ideas y por ende competencias lingüísticas propias de cada individuo, el profesional de determinada área tiene que ser conocedor de la jerga propia de su campo de conocimiento. Y, finalmente, el desarrollo de las habilidades de escritura no es independiente de la lectura, están indisolublemente unidos, la expansión de la competencia comunicativa e intención escritural de los estudiantes dependerá de su interacción con la amplia variedad de textos, de su especialidad y otros. De igual manera los docentes deben tener conocimiento de cómo son los conocimientos previos de sus estudiantes al momento de proponer un texto que será evaluado.


Referencias

Carlino, Paula (2004).”El proceso de escritura académica, cuatro dificultades en la enseñanza Universitaria”. En Educere. Artículos arbitrados. Argentina. Universidad de Buenos Aires.CONICET

Cassany (1994). Enseñar Lengua. Barcelona, España: Graó (257300)

Martínez, María Cristina.(2001)”Pensar la Educación desde el discurso. En Análisis del discurso y Práctica Pedagógica. Colombia: Homo Sapiens. (139-171)Sánchez, I. (1993) ¿Cómo enseñar a redactar? Revista: Estudios de Lingüística Aplicada a la Enseñanza de la Lengua Materna. Caracas, ASOVELE (51-64)